El 13 de enero de 2013 se cumplió un año del hundimiento del crucero Costa Concordia en la isla italiana de Giglio, después de que el buque chocara accidentalmente con unas rocas. No hubo alertas: simplemente, se fue la luz durante el espectáculo de magia; poco después, se oyeron los ruidos de la rotura del casco, el barco se escoró hacia un lado y tuvo lugar una evacuación desordenada y marcada por el pánico. El desastre supuso la pérdida de 32 vidas y, hasta el día de hoy, el buque permanece sumergido en el océano. Su capitán, Francesco Schettino, puede enfrentarse a varios cargos que incluyen homicidio involuntario, negligencia y abandonar el barco antes que los pasajeros. Es posible que otros ejecutivos y miembros de la tripulación del Concordia sean también procesados, aunque es indudable que se necesitará más tiempo para determinar por completo las responsabilidades.
Afortunadamente, el sector de los viajes en crucero ha pasado a la acción y ha revisado sus normas de seguridad de buques, promulgando cambios dirigidos a aumentar la seguridad de pasajeros y tripulación en los cruceros transatlánticos. Desde que ocurrió esta catástrofe, los cruceros de todo el mundo han incrementado su compromiso con la seguridad de buques. Nadie quiere que se repita el desastre del Concordia, lo que implica que las medidas rutinarias de seguridad ya no se consideran una mera formalidad. Es preciso que el pasaje preste atención, asista a los simulacros de emergencia y escuche las instrucciones de seguridad.
Nuevas normas de seguridad de buques
Tras el naufragio del Concordia, se estableció la nueva norma sobre simulacros: las prácticas de seguridad han de completarse antes de zarpar. Esto es especialmente relevante, ya que varios cientos de pasajeros del desafortunado transatlántico no habían asistido a un simulacro de emergencia. Se ha mencionado que éste sería uno de los principales factores responsables del pánico y el desorden reinantes durante la evacuación.
Además, se han propuesto diez nuevas iniciativas que aluden a importantes medidas de seguridad, como las restricciones de acceso al puente de mando y el aumento de los chalecos salvavidas disponibles.
Los pasajeros de los cruceros pueden contribuir a garantizar su propia seguridad escuchando a los miembros de la tripulación. Ya sea el fisioterapeuta, el mozo o el camarero, todos están rigurosamente entrenados y versados en la seguridad del buque y los procedimientos de evacuación de emergencia. El pasaje no debería ignorar las reuniones de seguridad de buque, puesto que la información ofrecida resulta siempre esencial en caso de emergencia.
Los estándares y la normativa sobre la seguridad de buques se han uniformado en todo el mundo para las compañías del sector, a partir de la creación de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA) a finales de 2012. La organización se centra en crear normas de seguridad para la industria y actualizar las ya existentes, a fin de garantizar que la experiencia del crucero resulte segura para todos los implicados en el viaje.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Guardia Costera de EE. UU. también juegan un importante papel en la regulación de la seguridad de los cruceros, ya que estas organizaciones realizan inspecciones en dicho ámbito y aseguran el cumplimiento del Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar. Los pasajeros que deseen más información sobre registros de seguridad en cruceros pueden acceder a los informes que los CDC publican en su sitio web o leer los reportes de incidencias de la Guardia Costera estadounidense en su sitio web.
Un factor relevante para garantizar la seguridad del pasaje es que los viajeros sigan unas buenas medidas de higiene. Como es sabido, lavarse frecuentemente las manos con jabón y agua caliente constituye una de las mejores defensas contra las enfermedades. Si no siempre resulta posible lavarse las manos, el uso infrecuente de desinfectantes para manos de venta libre puede ser la mejor opción disponible (su uso excesivo puede crear bacterias resistentes).
Nunca se insistirá demasiado en que cierto grado de preparación puede contribuir mucho a garantizar unas vacaciones seguras y agradables. Los viajeros que deseen evitar el mareo harían bien en incluir caramelos de jengibre, Dramamine (Biodramina) y pulseras de acu presión en su equipaje antes de subir a bordo. Los formularios sobre salud deberían responderse con sinceridad, para que la tripulación pueda tomar las oportunas precauciones y así asegurar el bienestar de todos los pasajeros del crucero.
Aunque no hay forma de deshacer el desastre del Concordia, sí se puede hacer mucho para evitar que ocurra otra tragedia similar. Siempre y cuando el sector esté alerta y los pasajeros participen activamente en lo que a garantizar su propia seguridad se refiere, los cruceros seguirán siendo una de las opciones vacacionales más seguras que pueda elegir el viajero en la actualidad.