El sector de lineas cruceros adopta una Carta de Derechos del Pasajero

En una apuesta por recuperar la confianza pública, el sector de los cruceros adopta una Carta de Derechos del Pasajero

Los cruceros y los derechos del pasajero.A la luz de los recientes incidentes ocurridos a bordo de buques de crucero, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) ha dado un paso sin precedentes  para apaciguar a la opinión pública, estableciendo una Carta de Derechos del Pasajero en respuesta a la demanda de responsabilidad legal por parte del Senador de EE. UU. Charles Schumer. Según el Director de relaciones públicas de la CLIA, David Peikin, la declaración ha sido ya aprobada por todas las compañías norteamericanas de cruceros y lo será en un futuro muy próximo por el resto de sus miembros. Además, será jurídicamente vinculante, lo que significa que las líneas de cruceros asumirán algo más de responsabilidad, con vistas a tranquilizar a un público receloso.

El desastre del buque crucero Concordia y la avería del buque Carnival Triumph aún están recientes en la memoria de la gente. Otro golpe para la reputación del sector de los cruceros han sido los supuestos tocamientos a una niña de 11 años por parte de un miembro de la tripulación del crucero Disney Dream. Aunque el delito en sí ya es suficientemente grave, hay además evidencias de que el crucero retrasó el necesario informe durante un día, hasta que el buque estuvo fuera de las aguas y la jurisdicción estadounidenses y ello a pesar de que la familia de la víctima denunció inmediatamente el incidente a las autoridades del barco.

Como respuesta al creciente deterioro de la confianza pública en el sector de cruceros, Peikin afirmó “Estamos de acuerdo con la recomendación del Senador Schumer: una ‘declaración de los derechos del pasajero’ que enumere prácticas específicas orientadas al bienestar y al cuidado del pasajero constituye una excelente manera de comunicar abiertamente los elevados estándares del sector y establecer un claro nivel de responsabilidad legal”.

La recién acuñada Carta de Derechos del Pasajero garantiza:

  • El derecho a abandonar un barco atracado si las necesidades básicas del pasajero (atención médica, saneamiento, electricidad, etc.) no pueden ser cubiertas a bordo.
  • El reintegro total del coste si se cancela el viaje por problemas mecánicos, o un reembolso parcial en caso de viajes interrumpidos.
  • El derecho a ser oportunamente informado de los cambios de itinerario, en especial si se deben a dificultades mecánicas u otro tipo de emergencias.
  • En caso de que el crucero termine de forma prematura por problemas mecánicos, la compañía debe transportar al pasajero hasta el puerto final programado o bien hasta su lugar de residencia.
  • En el caso de que un pasajero deba pernoctar en un puerto no programado, el crucero ha de procurarle alojamiento sin cargos extra.
  • Los pasajeros podrán contar con que la tripulación del crucero haya recibido el entrenamiento apropiado sobre procedimientos de emergencia y evacuación.
  • Acceso a una atención médica de emergencias profesional.
  • La garantía de poder disponer de una fuente de alimentación eléctrica de emergencia si fallara el generador del buque.

Hay muchas otras medidas que deberían tranquilizar a los pasajeros respecto a la salvaguarda de su seguridad y bienestar, independientemente de por dónde navegue el barco. Aunque esta declaración de derechos es un avance en la dirección adecuada, la responsabilidad legal sigue presentando lagunas. Por ejemplo, no hay cambios en cuanto a las posibilidades de las víctimas de delitos de obtener resarcimiento ante incidentes ocurridos en aguas internacionales. Tampoco hay nada que obligue a las Naciones bajo cuyo pabellón navega el buque a procesar con mayor firmeza los delitos que ocurren a bordo.

Aunque el sector aduce que la delincuencia a bordo de los cruceros es inusual, esto resulta un tanto engañoso, puesto que no tiene la obligación legal de informar públicamente de todos los incidentes ocurridos. Si los delitos son realmente tan poco frecuentes, no hay necesidad alguna de secretismo y opacidad y, si el sector de los cruceros desea de veras recuperar la total confianza de la opinión pública, la única respuesta posible es la transparencia total.

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