Escollos ocultos en la letra pequeña de su billete de crucero
Aunque las vacaciones en crucero son normalmente una opción segura y popular entre los viajeros, su conocimiento de la severa limitación que sufren sus derechos en cuanto algo indeseable ocurre es considerablemente menor. Durante la compra de su billete de crucero, el consumidor acepta automáticamente un contrato estándar que limita sus opciones en cuanto a obtener reparación. Para empeorar las cosas, no hay posibilidad de buscar y comparar: todas las compañías de crucero utilizan el mismo tipo de contrato, con las mismas restricciones. Después de todo, estas empresas no atraen clientes anunciando lo ventajosos y generosos que son sus contratos estándar, en comparación con los de la competencia. Como mucho, las líneas de crucero pueden salirse con la suya porque la gran mayoría de los viajeros no saben lo que están firmando y quizá abordan todo el proceso con una confianza excesiva. Incluso hoy, el gran público ignora la poca protección que la ley marítima presta a los pasajeros de cruceros.
¿Qué se puede hacer ante esto? Antes de responder, convendría examinar lo recogido en la letra pequeña. Según el abogado marítimo James M. Walker, la cláusula de elección de foro es algo de lo que todos los potenciales pasajeros de crucero deberían ser conscientes, porque “están obligados a presentar su demanda en el lugar especificado en el contrato recogido en el billete“. En Estados Unidos, la mayoría de las compañías de crucero tienen su sede central en Miami, lo que puede suponer un enorme obstáculo para los pasajeros no residentes en Florida. Puesto que los viajeros suelen tomar un vuelo hasta el puerto de salida, donde embarcarán en su crucero, esta cláusula resulta especialmente efectiva a la hora de desalentar los procesos judiciales, debido al coste, tiempo y desplazamientos necesarios sólo para presentar la denuncia.
Incluso sin la cláusula de elección de foro, comprar los billetes de crucero implica mostrar conformidad con una serie de términos y condiciones restrictivos que evitan la acción legal. Mr. Walker añade: “Es mucha la gente que nos llama y nos dice que les han tratado mal en un crucero y, en el 90 por ciento de los casos, no tenemos más remedio que responderles que, debido a los términos y condiciones del contrato, no hay caso posible”.
Una forma de vérselas con los contratos legalmente acorazados de los cruceros es adquirir un seguro de viaje completo que incluya cobertura por pérdida de equipaje y atención médica de urgencia. Esta alternativa puede salir cara, pero para quienes se la puedan permitir y deseen reducir los riesgos de su crucero, puede ser una verdadera necesidad.
Sin embargo, la inmunidad legal del sector de los cruceros podría estar en declive. A raíz de la gran cobertura mediática prestada al desastre del Concordia y la publicidad negativa suscitada por la avería del Carnival Triumph, la respuesta final de las compañías de crucero ante la indignación pública ha sido la aprobación de una Carta de Derechos de los Pasajeros. Por suerte, las directrices recientemente aprobadas son algo más que una fachada en el ámbito de las relaciones públicas, ya que son jurídicamente vinculantes en caso de transgresión por parte de la compañía. Entre los derechos garantizados por esta declaración figuran los siguientes: acceso a una atención médica de urgencia certificada como tal, suministro energético de emergencia en caso de que falle el generador del buque, alojamiento gratuito en caso de verse obligado a pernoctar en un puerto no programado, derecho a abandonar el buque atracado si las necesidades básicas no pueden cubrirse a bordo, y muchas más.
Aunque esta “Carta de Derechos de los Pasajeros” no está codificada en la moderna ley marítima, sí que resulta aplicable, siendo estándar para todos los contratos de crucero cuando un pasajero adquiere un billete de crucero. El camino hacia la plena responsabilidad legal es largo y tortuoso pero, con el peso de la opinión pública incidiendo sobre la línea de flotación del sector, las compañías de crucero seguirán haciendo lo que deban para conservar su clientela, aunque esto signifique renunciar a su invulnerabilidad judicial.
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